En el siglo XVIII, la Corona Española ordenó la construcción de siete torres de defensa, repartidas por toda la costa de Ibiza. Estaban ocupadas por funcionarios del Cuerpo de Torreros, que oteaban el horizonte en busca de piratas, para alertar a la población y que esta corriera a buscar refugio. También los combatían con cañones de hierro fundido, situados en la cima de estas fortalezas.
En el entorno de Can Planells se conservan tres torres de defensa. La más cercana es la Torre de Balansat, en un acantilado que se eleva sobre el Port de Sant Miquel y los islotes de Sa Ferradura y Murada. Fue construida en 1763 y constituye un mirador espectacular hacia la costa de Benirràs. La d’en Valls, más allá de la orilla de Es Canal d’en Martí, en Sant Carles, es de la misma época. Esta, sin embargo, está reconstruida, ya que en 1864 quedó medio derruida al estallar por accidente el polvorín. A sus pies aguarda el islote de Tagomago. La tercera, contemporánea a las anteriores, aguarda en Portinatx y está pendiente de restauración.